Criptoarte: Arte digital para la realidad virtual
El origen del Universo está salpicado de agujeros negros. Valga la redundancia. En cambio, el del Metaverso parece más despejado. Lo estamos viendo en directo.
Algo parecido sucede en el mundo del arte. Ya sabes, hasta ahora, se trataba de esa manifestación de ideas y emociones sobre un soporte físico para ofrecer un valor estético y, por qué no, una visión propia de la Realidad. Pero llevamos un tiempo asistiendo a la proliferación de creaciones con vocación artística que se plasman en un soporte digital y ofrecen su propia visión de la Realidad… ¿virtual?
¿Será el llamado criptoarte a la realidad virtual (RV) lo que el arte es a la realidad?
Para no perdernos entre tantos conceptos, mejor vayamos por partes.
Realidad Virtual
Darse un baño de realidad virtual implica sumergirse en cualquier entorno tridimensional generado por ordenador. Una vez dentro, podemos extasiarnos viendo lo que nos rodea. Y, cada vez con más frecuencia, manipular e interactuar los objetos que ese entorno pone a nuestro alcance.
El entretenimiento engancha. El número de aficionados y seguidores crece al tiempo que lo hacen los recursos tecnológicos destinados a hacer más divertido el chapuzón. Utilizamos gafas, auriculares, guantes y hasta efectos aromáticos destinados a activar nuestros sentidos: vista, oído, tacto y olfato para vestir esta experiencia y fomentar la ilusión de realidad.
Y en este nuevo mercado lleno de potencial, sobre todo didáctico y de ocio, el arte está empezando a abrirse hueco entre la maraña de unos y ceros…
Criptoarte
Esta nueva manifestación artística es consecuencia directa de la tecnología blockchain. Por si te perdiste los episodios anteriores, hagamos un previously on…
Blockchain es una cadena de bloques cifrados y descentralizados que no dependen del control de un tercero sino del manejo de los propios usuarios. Estos se comportan como bloques de la cadena que define este invento. La seguridad de la misma la garantiza la relación de confianza entre un eslabón y el siguiente. Así, el intercambio desde el primero hasta el último es tan sólido y seguro como la propia cadena que forman.
Una aplicación clásica de la tecnología blockchain está en las criptomonedas. Si en este campo el fundamento del intercambio es económico, en el criptoarte lo que se intercambia es la adquisición de una autoría entre dos individuos. Y lógicamente, este intercambio se paga en criptomonedas.
Para ello es precisa una tecnología que encripte la obra de arte y garantice esa autoría, y la autenticidad de la propia pieza. Las plataformas de criptoarte están experimentando un big-bang similar a lo que se está cociendo en el Metaverso. Cada vez más artistas trasforman su trabajo en criptoarte, trasvasándolo a un mundo paralelo. O, por decirlo de otra manera, a una realidad virtual.
Por fin parece que los conceptos empiezan a encajar la realidad física con la RV. El arte con el criptoarte. El universo que conocemos con el Metaverso que se expande en estos momentos.
Pero prosigamos. Al comprar una pieza de criptoarte no te llevas un lienzo o una escultura, sino un token no fungible (NFT) que se almacena en Blockchain. Al no poder replicarse, este NFT verifica la autenticidad de la pieza y hace casi imposible su falsificación. Vamos, como si fuera un objeto físico. Esto proporciona al arte digital el mismo valor que el analógico.
Adquirir NFTs suele acompañar la entrada en un juego de compra-venta en el mundo virtual. Y este hábito donde se mueven muchas criptomonedas muy rápidamente puede generar adicción. Desde luego, el mercado de arte del Metaverso está en plena ebullición y en él se suceden a ritmo vertiginoso muchos intercambios puramente especulativos. Y como, además, este mercado lleva poco tiempo abierto, aún es pronto para saber a dónde lleva este trasiego y en qué puede acabar…
Diseño y criptoarte
Toda revolución digital, en especial al principio, suele llegar anunciada por vientos de cambio, democratización, universalización, gratuidad, etc. Desde luego, el criptoarte es todavía un nuevo escaparate con infinitas posibilidades para los artistas. Incluida la de darles este estatus a muchos diseñadores que ni siquiera se lo planteaban. Pero subir una obra a una plataforma de criptoarte es muy barato. Merece la pena probar suerte y exponer tus trabajos en una galería de arte del metaverso. Nunca sabes dónde aguarda la suerte.
Por eso el criptoarte está poniendo en valor a los diseñadores como artistas. De repente, al menos mientras esto dure, hay una creciente demanda de piezas únicas formadas por píxeles que cotizan tanto como las pinceladas de los impresionistas.
Y en estos momentos, el arte que recibe más atención son las piezas de motion design. Los storytellers se han convertido en los artistas más exitosos del universo criptográfico. Ahí queda dicho.
Arte tangible e intangible
En esta excursión por el filo de la navaja, entre lo tangible y lo intangible, no sabemos qué deriva tomará todo este movimiento del criptoarte. Quizá descuelgues el Van Gogh de tu salón para exponer un NFT ahora que el arte que más se lleva se paga con criptomonedas. Quién sabe. Cosas más raras se han visto. Ahí están los graffitis que Banksy dejaba por las calles para servirte de ejemplo.
Pero hablando de ver, si te falta un empujoncito para tener más claro todo esto, empápate de realidad virtual en freepik.com. Quizá te ha llegado el momento de llevar tu carrera en diseño al siguiente nivel e intentar exponer en una galería de arte de la milla de oro del metaverso.
Si sientes la llamada, no lo dudes, da un puñetazo en la mesa al grito de «Mamá, quiero ser Cripto Artista».